
CASTROVIEJO ENTRE PINTURAS RUPESTRES Y PIEDRAS ENCANTADAS
Llegar a disfrutar de la vista panorámica de la Laguna Negra, también es posible haciendo un recorrido paralelo, desde Duruelo de la Sierra. Se trata de una caminata de 12 kilómetros que pasa por el punto más alto del Pico Urbión, donde nace el río Duero, y que recorre la Laguna Helada hasta llegar a la parte superior de la Laguna Negra, con unas vistas espectaculares sobre la laguna glacial.
En la misma zona desde la que sale esa ruta de trekking se encuentra Castroviejo, un entorno natural rodeado de un frondoso pinar llamativo por su entramado de altas rocas perfiladas y esculpidas por el viento que han dado lugar a un paraje lleno de formas misteriosas. En sus cercanías, siguiendo una senda de no más de trescientos metros, se encuentra Cueva Serena, una cueva sobre la que cae una cascada en cuyo interior se puede observar un yacimiento con diferentes pinturas rupestres.

DE VINUESA A LA LAGUNA NEGRA
Una de las joyas mejor conservadas y más conocidas de la provincia de Soria es su Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión, una laguna de origen glacial encajada entre paredes de granito en medio de un bosque de pinos a 2.000 metros de altura. Una visita indispensable para cualquiera que pase por la provincia, pero no es la única, porque Vinuesa -el pueblo desde el que comienza el precioso ascenso hacia la laguna- merece una pausada visita.
La historia de este pueblo, que se remonta a los celtíberos, y su economía, ha estado estrechamente vinculada desde la Edad Media al comercio de la madera y la lana. De hecho, fue en el siglo XVIII cuando Carlos III le concedió a Vinuesa el título de villa y comenzó a conocerse como “La Corte de los Pinares”, pasando a ser una de las poblaciones más nobles de la zona. Esta parte de su historia todavía se percibe en cada una de las casonas y palacetes que se encuentran en sus calles vestidas con escudos nobiliarios. De esa época se puede ver el palacio de Don Pedro de Neyla, el palacio de los Marqueses de Vilueña o la Casa de los Ramos.
Volviendo a la Laguna Negra, cabe apuntar que la subida en coche hasta el parking es uno de los recorridos más bellos que existen, especialmente en otoño cuando los árboles se tiñen de amarillos, rojos y naranjas. Una vez allí, el visitante debe subir a pie o en autobús un camino de no más de dos kilómetros hasta llegar al espacio natural y, desde éste, tiene la posibilidad de hacer una ruta de trekking algo intensa hasta el Pico Urbión, para lograr subir a la cima y vislumbrar una de las panorámicas más bellas de la laguna.

CALATAÑAZOR: UN VIAJE AL MEDIEVO
En lo alto de un cerro, rodeado por un castillo y sus murallas, se encuentra el pueblo más visitado de la provincia de Soria: Calatañazor. Esta pequeña villa de origen medieval es un viaje en el tiempo hasta el siglo X, cuando Calatañazor se convirtió en el límite geográfico que se paraba la España cristiana de la musulmana. Hoy en día su trazado, zigzagueante, con calles empedradas y empinadas y casas construidas con madera de sabina, barro y adobe, todavía traslada a los visitantes hacia la Edad Media.
A la salida del pueblo se encuentra el Sabinar de Calatañazor, uno de los bosques de sabinas mejor conservados del planeta, y el nacimiento del río Abión, en Muriel, que guarda uno de los paisajes más singulares de la provincia de Soria, la llamada Fuentona. Este característico espacio natural se trata de una laguna subterránea de aguas cristalinas declarada Monumento Natural cuya peculiaridad es que bajo estas aguas azuladas existe un entramado de galerías subterráneas de las que, todavía hoy, los especialistas solo han logrado conocer un tercio.

NATURALEZA ESOTÉRICA EN EL CAÑÓN DEL RÍO LOBOS
Dentro de las rutas que no pueden faltar por la provincia de Soria se encuentra la del Parque Natural Cañón del Río Lobos, creado por la erosión del río que le da nombre. Un enclave natural, histórico y cultural de más de 10.000 hectáreas que es particularmente conocido, además de por sus rutas de senderismo y sus colonias de buitres leonados, por la esotérica ermita templaria de San Bartolomé.
Esta iglesia románica del siglo XIII es la obra cumbre del simbolismo templario y, para muchos, un lugar de gran fuerza telúrica. Los caballeros de la Orden del Temple la consideraban especial porque la distancia que hay desde San Bartolomé hasta el cabo de Creus en Girona, al este, y el de Finisterre en A Coruña, al oeste, es equidistante, de tal manera que, si se trazase una línea vertical de norte a sur y se tuviera en cuenta esa división de este a oeste, se dibujaría la cruz templaria.
Muy cerca de allí, más bien a sus puertas, se encuentra Ucero. Su castillo, construido entre los siglos XIII y XIV y perteneciente también a la Orden del Temple, es uno de los grandes puntos de interés del pueblo. Además de sus asadores, en donde hay que parar sí o sí para reponer fuerzas y probar algunas de sus carnes y verduras a la brasa acompañadas con setas de temporada.

SIGUIENDO LAS HUELLAS DE LOS DINOSAURIOS
Una de las excursiones y rutas que no pueden pasarse por alto en la zona de Tierras Altas de Soria es la que recorre los vestigios que dejaron en la tierra los dinosaurios antes de extinguirse. Apta para pequeños y mayores, la Ruta de las Icnitas cuenta con diferentes puntos cuyo acceso puede hacerse en coche o a pie. Este tesoro natural con millones de años de antigüedad permite vislumbrar las huellas que los dinosaurios dejaron en esta zona y que ahora se pueden ver fosilizadas sobre las piedras.
A lo largo de todo el camino, entre las carreteras de los pueblos del norte de la provincia se van señalizando los numerosos yacimientos de icnitas que se dispersan entre las poblaciones y los parajes de la zona. Siguiendo estas huellas hay que aprovechar para hacer parada en Yanguas, considerado uno de los Pueblos más Bonitos de España, y visitar su castillo y su torre de San Miguel. En Fuentes de Magaña está el yacimiento de Miraflores, el más completo y extenso de la región, con más de 300 huelas en su mayoría de Saurópodos. Y Bretún que sorprende porque en su casco urbano, en plena calle, se encuentran numerosas huellas fácilmente reconocibles a simple vista.
Fuente: National Geographic